viernes, 15 de julio de 2011

extimidades


Lo íntimo tiene sus dobleces.

Hace cierta cantidad de tiempo me anoticio de la pérdida del cinturón de mi sweater rosa y como no soy demasiado apegada a los objetos, me lamento, pero poco. Lo supongo en casa en algún sitio. Lo busco de manera distraída y desisto rápido (como hago habitualmente con las cositas que se me desaparecen, con excepción de los caprichos amorosos, claro) La prenda me abriga igual con o sin la tirita en la cintura.

El tema es que ayer, la encuentro de golpe, mirándome en el medio de una reunión -en un lugar al que no voy desde hace meses- mientras cuelga del marco de un pizarrón.

De la privacidad de mi placard al mundo.

Inquietante cuando lo propio te mira desde afuera como si tal cosa.

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