barcelona 2008 |
En una de nuestras charlas con el océano de por medio me entero de que mi sueño era su sueño de angustia repetido. Superada la sorpresa M. me dice: “Bueno, ahora contame vos tu sueño recurrente y te lo sueño yo por algún tiempo”
Y por un segundo hay algo del encuentro amoroso -amistoso en este caso, pero ¿cuál es la diferencia?- con el otro que se me aclara o que entiendo con el cuerpo: Instantes de sincronía donde aparentemente es posible intercambiarse los malos sueños, donde el otro te libera -por algún tiempo- de tus más horrendas pesadillas.