domingo, 25 de septiembre de 2011

amores instantáneos


Hace mucho ya, alguien que compartía conmigo la pasión por el cine me acercó un libro raro, de tapas negras y dibujos blancos, titulado "Cine, arte del presente" de un tal Serge Daney.
Basto con leer algunas páginas para que lo mío con Serge fuese amor a primera vista, y cuando el amor me ocurre así, un poco alocadamente, no basta con leer un libro, yo quiero saberlo todo del personaje en cuestión. Es así como empecé a espiarlo, pregunté por él entre cinéfilos, recopilé algunos de sus artículos que no estaban en libro, intenté conseguir algunas de sus entrevistas. En fin, un pequeño trabajo erotómano.

Serge Daney cuenta una anécdota de Kurosawa niño. Akira tenía trece años, su hermano que lo tomaba de la mano, diecisiete, la escenografía era un Tokio derruido por el terremoto de 1923, al niño le temblaban las rodillas pero su hermano mayor lo mantenía en pie, a la vez que le susurraba repetidamente: "Mirá bien, Akira". Mas tarde, mucho mas tarde, el niño convertido en director de cine diría: "Me resignaba a rechinar los dientes y a mirar. Aunque intentaba cerrar los ojos, la escena ya se había grabado para siempre en mis pupilas. Sólo así, convenciéndome de que era imposible escapar a ese espectáculo, encontré algún sosiego"

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