martes, 28 de junio de 2011

"Tanto ruido a dientes"


Hay veces que uno es abducido. Si.
No depende de grandes valentías, ni de heroísmos trágicos, solo de cierta predisposición al encantamiento. Hay que dejarse, claro, no digo que no.
Como con el amor, cuando pasa pasa y cuando no, bueno no y tampoco es tan grave, solo un poco triste.
Pero cuando pasa, cuando una noche de lunes por ejemplo, uno es teletransportado a un lugar que probablemente el martes ya no exista, que no es ni adentro ni afuera, ni extraño ni íntimo, entonces, ahí, ¡ooh!
Ahí,
No hace falta decir que uno viene dibujando geishas desde hace meses -con resultados dispares- para que se le alcance un libro de estampas japonesas que de tan lindas, pican.
O que escuchó cientos de veces mucho mucho antes: “Coma, coma todo”
O que, mucho rato después, cuando uno decide desabducirse unos minutos para fumar en la vereda y mirar alrededor, recién entonces ahí descubre que tampoco había viajado tan lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario