jueves, 18 de noviembre de 2010

cositos, cucos y exorcismos

1. Cositos

Una nena de infinitas trenzas me habla del "cosito"
El “cosito” es lo que te agarra en el pecho cuando te tenés que separar de tu mamá.
Es loco, porque su vida es verdaderamente un lío pero ella quiere que hablemos del “cosito” porque ella quisiera poder ir a jugar con sus amigos sin ese asunto de por medio.
Bajito le aclaro que el "cosito" también es el deseo.
“Entiendo, me dice, porque yo quiero y no quiero separarme de mi mamá, todo a la vez”
Igualmente ella quiere saber si la historia de los cositos es para toda la vida. Le digo que un poco sí, que la historia de los cositos es más bien larga pero que en algún momento uno se va igual a jugar con los amigos.



2. “¿El concepto del cuco, lo tenés?”

Hace tiempo vi “El tiempo todo entero”, una adaptación conmovedora de “El Zoo de Cristal”. En “El tiempo…” Antonia no quiere salir de su casa simplemente porque no, porque aparentemente le alcanza así, con su madre, con su hermano y con google.  Sin embargo cuando la besan, después de que la besan habla de su cosito. Su cosito no se llama así, se llama cuco pero para el caso viene a ser lo mismo.



3. Exorcismos

Mis cositos y mis cucos siempre estuvieron más cerca de la panza que del pecho: los cositos y los cucos lo habitan a uno donde uno puede y donde ellos encuentran sitio. Los conozco de distintas formas, tamaños y colores, noctámbulos o madrugadores, domesticados o salvajes, silenciosos o charlantes, pero por suerte ya casi ninguno me quita totalmente el sueño. 
De chica los exorcizaba leyendo. Leer era habitualmente la excusa perfecta. Leer era seguro.
De grande abandoné los exorcismos (aunque sigo leyendo por otras razones o sin ellas) Ahora, simplemente, decido salir a jugar. A veces muertísima de miedo y otras, no tanto.

[Esta vez les debo las imágenes, los cositos y los cucos no se dejan fotografiar tan fácilmente]

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